El reflejo de un desconocido
De lo que pudo parecer y quizá fue... o no

19.6.04

A ver por dónde empiezo, que no habiendo escrito en varios días se me han acumulado las cosas. Además me va a costar, por culpa del resacón del 15 que tengo encima. Demasiadas cervezas, que encima me hacen cometer tonterías como comerme un bollo preñao a las 5 de la mañana. Hasta es fácil que sea eso, y no las birras, lo que me tenga ahora destrozado.

Ayer quedé con Rakel, costó varios intentos fallidos, pero al final se consiguió. Se me ha hecho un poco raro porque tenía claro que hay muy buen rollo entre los dos, pero no esperaba que en las primeras horas de vernos cara a cara íbamos a tocar ciertos temas con total tranquilidad, como si ya hubiéramos estado juntos el día antes. En parte sería porque yo estaba menos nervioso de lo que creí que iba a estar, aunque tampoco es que estuviese totalmente suelto.

La excusa para vernos fue que yo tenía que volver a Oviedo, y así aprovechaba la mañana. Resultó que el jueves por la mañana me llamó Tazón, todo cabreado por la nota que le había pasado por debajo de la puerta. Me echó en cara que tenía casi tono insultante y que yo no había ido a clase en todo el año. Capeé el temporal como pude, y se ofreció a hacer la revisión ayer. Al final para nada, eso sí, me aclaró varias dudas y fallos, pero el suspenso se ha quedado.

Hablé con Pablo esta mañana: seguramente se pasará por Gijón algún fin de semana con sus colegas. Me vendrán bien las visitas. A ver si se animan también Egoitz o Marta.

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