El reflejo de un desconocido
De lo que pudo parecer y quizá fue... o no

18.7.04

Otro sábado, otro día de fiesta. Vale que se me ocurrían mejores sitios y una mejor compañía en la que estar, pero no estuvo mal la cosa. Al menos hasta el final del todo. Primero hicimos un poco de relajamiento isabelino con el amigo ponche y una cojonuda banda de versiones que tocaba en uno de los chiringuitos de la Semana Negra, y más tarde, y como era temprano, nos dio por acercarnos hasta Somió a ver si encontrábamos a Varo y los otros. Estaban, y nos quedamos con ellos hasta que se acabó la juerga, que fue cuando nos pusimos camino de casa en el coche de Cilio, salvo que no llegamos al destino: nos metimos por una carretera en obras, con la mala suerte de que el Megane rompió el depósito del aceite después de chocar contra una alcantarilla levantada. No se podía mover el coche porque se hubiera quemado el motor (que ya es bastante más grave), así que se nos bajó la borrachera de manera instantánea. Cilio no parecía muy jodido, pero fue una verdadera putada.

19:25